REMEDIOS MARTÍNEZ GARCÍA
Notas del viaje a Villena.
Castillo de Villena.Fotogría de nuestra compañera Meli.
La salida estaba
proyectada para el día 27 de febrero. Consultada la meteorología, los augurios
no eran buenos: frío y nieve. Algunos planteamos posponer la visita, pero ante
el contundente: ahora ya aunque caigan neveras de dos puertas tenéis que ir
dicho por Pedro, que habla poco pero cuando lo hace es categórico, no hubo
opción.
En efecto, el día
amaneció lloviendo, con viento y fresquito, tal y como dijo la predicción. Tras
recoger las tortas del almuerzo y a los pasajeros: Jesús, Meli, Ricardo,
Santiago, Carlos Javier, Marta y la que suscribe, salimos a nuestro destino:
Villena. El trayecto fue muy amaneo, para algunos más que para otros, con
parada de avituallamiento en Almansa, localidad que nos recibió con ventolera y
agua nieve. Tras un somero café,
continuamos la ruta, en dirección a nuestro destino, Villena, donde nos
esperarían Luis y Concha y nuestro cicerone
César Haba.
El viaje se hizo corto,
y casi sin darnos cuenta, llegamos a Villena. Su imponente castillo emergía
poderoso sobre la montaña rocosa, dominando todo el paisaje. Imponente. Tras
varias vueltas a la rotonda, Santiago, que debía ir algo confuso por efectos de
la conducción deportiva de la que hizo gala, encontró la dirección correcta y alcanzamos
la explanada abierta a los pies del monumento. Allí nos esperaba César, utielano
afincado en Almansa pero con grandes conocimientos sobre la población que nos
acogía por haber desarrollado en ese municipio buena parte de su actividad
laboral.
Nos indicó el camino a
su casa para que tomásemos fuerzas antes de desarrollar nuestra jornada de
visitas y captación de noticias, ideas y cualquier información que pudiésemos
recabar para el desarrollo de uno de nuestro próximo y más inminente proyecto: la jornada del enjalbiegue.
Su casita ocupaba una
pequeña parcela a los pies del Castillo, concretamente se emplazaba en Primera
Manzana 13. El recinto, minúsculo, demostraba la extraordinaria rehabilitación
realizada por César para el disfrute de los días de descanso que su trabajo le
permite.
Llamaba la atención los
alrededores de este enclave, jalonado de cuevas-vivenda excavadas en la roca,
testigos deshabitados de un modo de vida que, hasta fechas recientes, se
desarrollaron en la población. Las obras de acceso al Castillo, necesarias para
facilitar su visita, habían cercenado en muchos casos estos primitivos hogares.
Ya en casa de César
atendimos a tomar fuerzas para afrontar la jornada que se prometía densa en
visitas y desapacible climatológicamente hablando. Buenos pertrechos nos había
preparado: habas con embutido seco, ensalada, queso…todo ello complementado con
las tortas de magras, empanada y empanadillas, en buen maridaje con los vinos
ofrecidos por nuestro anfitrión. Durante el contundente refrigerio, César nos
explicó como se había abordado la actividad de la Encalijá de la que ya se han
hecho diversas ediciones en Villena. El objetivo principal es lavar la cara a
una serie de viviendas que ocupan zonas más o menos deprimidas, donde las casas
deshabitadas son mayoría y la afluencia escasa debido, principalmente, a la
falta de actividad humana y comercial en estos barrios.
En Villena plantean la
actividad con autoría, desarrollo y participación de la sociedad civil y fuera de condicionamientos políticos. Es
fundamentalmente una jornada lúdica, con implicación de propietarios, vecinos y
público en general. Para su conocimiento, previamente se desarrollan
actividades informativas en los colegios para implicar a los niños, y por ende
a las familias. Se inicia la jornada con un almuerzo popular, acompañado de
música festiva (tipo charanga), y después y previamente preparado el terreno donde
se va a actuar, se comienza con el enjalbiegue. He pensado que este es un buen
modelo a seguir, con ampliación y mejoras que seguro irán surgiendo en el
periodo de maduración de la idea, como pueda ser emitir un bando los días
precedentes y concentrar a la gente en la plaza del ayuntamiento para, ir todos
en desfile y acompañados de la charanga, al lugar elegido para el enjalbiegue.
En fin, seguro que surgen un montón de ideas.
Después de esta
información, fuimos al Castillo, donde la guía nos hizo la explicación
pertinente. El monumento tiene una buena restauración, claro que parte de una
buena materia de base…Pero la ilusión y el trabajo es lo que hace posible este
tipo de empresas que, a menor o mayor plazo, según la obra, se materializan en
realidades.
Tras visitar el
castillo, nos llevaron a la sede de una comparsa de Moros y Cristianos, fiesta
que en Villena tiene mucha tradición y consigue gran afluencia de gente. La sede
de los Tuareg, que nos mostró uno de sus principales componentes: Pedro Marco,
pintor local de reconocido renombre, ocupaba una serie de cuevas-vivienda que
la comparsa había habilitado para sus reuniones. También compartía un sector
donde se había mantenido-recreado una de estas viviendas. Pagamos un euro a la
salida…todo sea por el mantenimiento del edificio.
Realizada la visita,
nuestro guía nos acompañó a la Bodega del Caracol, un espacio etnológico en el
que se mantenían interesantes elementos asociados a la elaboración tradicional
del vino, además de otros de dudoso gusto…hay que ver lo que se puede hacer con
una tapadera de tonel, con dos momias de conejo y una escopeta!
Tras estas visitas
pasamos a comer y algunos probamos el vino de los pitufos…sin comentarios,
espero que no caigamos en esos excesos de pretendida novedosa elaboración.
Para rebajar la comida
dimos un paseo por la población, despidiéndonos de Concha y Luís que salieron
hacia Valencia. El pueblo me pareció un poco anárquico arquitectónicamente
hablando, aunque me pude reconciliar con el arte en el interior de la iglesia de
las columnas torsas, aunque Santiago se empeñase en hacerme ver la similitud
con las de nuestra iglesia, que como ya dije, ni de largo le llegaba a los talones
nuestro templo parroquial. Eso sí, había una buena y blanca restauración, a mi
modo de ver algo pastelera. Pero eso es una apreciación meramente personal.
Pues creo que la visita
estuvo más que competa, lo mejor la compañía y la información de nuestro anfitrión
César Haba.
Habrá que repetir este
tipo de experiencias.
TAPA DE TONEL :Fotografia de Remedios Martínez García.