En tiempos de pandemias y cuarentenas toca recordar
epidemias que afectaron a la antigua villa de Utiel. Me gustaría hablaros hoy
de la Gran Peste de 1559 y como nos ha definido:
La peste es una enfermedad
bacteriana muy agresiva que ha segado la vida de millones de personas. Famosa
es la Peste Negra del siglo XIV, de la cual se estima que acabo con el 60% de
población europea, pero no fue la única ocasión que dio problemas. En 1556 las
autoridades del Concejo de Utiel comenzaron a preocuparse por una epidemia de
peste que estaba afectando al vecino Reino de Valencia.
La muralla medieval de Utiel
había perdido su finalidad militar, pero seguía siendo una barrera útil para
aislar al vecindario de los males del exterior. De este modo, en agosto de 1557
se decide reparar las puertas y portillos del antiguo muro defensivo, y tapiar
callejuelas y salidas en los arrabales. Curiosamente, conservamos de estas
fechas aproximadamente la representación artística de la población más antigua
hasta el momento realizada por el maestro conquense Bernardo de Oviedo en 1565,
donde aún se ve una villa amurallada con un horizonte urbano rematado por
torres. Además, para asegurar las
medidas preventivas, se establecieron turnos de guardia entre los avecinados,
se prohíbe entrar en el pueblo y dar posada a caminantes, se establecen
cantinas en las afueras para que los transeúntes no tengan que entrar a la
villa y se prohíbe la mendicidad.
Reconstrucción de la antigua villa de Utiel tomada de la Historia de Utiel de D. Miguel Ballesteros Viana
Pero aunque la peste no llegaba a
Utiel cada vez estaba más cerca, en 1557 se registraban los primeros casos en
el Puente del Pajazo, paso sobre el Cabriel actualmente bajo las aguas del
Pantano de Contreras. El temor crecía y el Concejo prohíbe a los vecinos que
viajen a Valencia o Castilla. Al problema pandémico le acompañó una dura sequía
que no podía ser más inoportuna, pues si la escasez de alimentos era una
realidad por el necesario cordón sanitario, la falta de agua para mantener los
mecanismos de subsistencias (cultivo de huertas, cereales, ganado, etc.) dejaba
al borde del precipicio la propia supervivencia de toda la sociedad utielana.
Por no olvidar que para esos años, la villa estaba en “guerra abierta” contra
el belicoso Vizcondado de Chelva por un litigio de lindes en la Sierra Negrete.
Guerra, hambre y peste, un caldo
de cultivo perfecto para la desesperación humana. No es extraño por lo tanto
que los utielanos se envolvieran en la fe para pedir ayuda ante lo que no
podían resolver por ellos mismos. El 17 de mayo de 1558 se registra la primera
peregrinación documentada a la Virgen del Remedio ante la sequía, la cual
“milagrosamente” se acabó y resolvió uno de los males sufridos. Sin embargo,
como vemos en la actualidad, el ser humano no lleva bien las cuarentenas, ya lo
dijo Miguel de Cervantes a través de Don Quijote: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que al hombre
dieran los cielos”. El 29 de septiembre de 1558, algunos vecinos abren las
puertas del pueblo saltándose la cuarentena en protesta por la falta de
compromiso del Estado Hidalgo (la clase alta), quienes no colaboraban en la custodia de las murallas. Y por si
fuera poco, en este contexto había individuos que se cuestionaban hasta los
principios básicos sobre los cuales se sustentaba la sociedad local, ocurriendo
en 1559 el primer expediente inquisitorial a Pedro Ruiz por pronunciar palabras
sospechosas de herejía luterana.
Virgen del Remedio.Utiel. |
Finalmente, la peste llegaría en
octubre de 1558 y se quedaría hasta febrero de 1559, dejando a su paso unas 400
víctimas aproximadas. Fueron tres años realmente duros para Utiel que acabaron
en una tragedia y arruinaron a la villa. Fue tal la situación, que Felipe II el
1 de marzo de 1560 decretoó una Célula Real donde eximía al pueblo del pago de ciertos impuestos para ayudar a
reponer el estado de pobreza ocasionado por la peste.
Las epidemias han sido y son uno
de los grandes males que sufre la humanidad. Sin duda, la Gran Peste de 1559
condicionó la memoria colectiva y las costumbres de Utiel hasta tal punto que su
legado sigue presente. Han pasado más de 460 años, pero aun hoy las secuelas de
esa epidemia y la desesperación del ser humano son rememoradas a través del
culto a la Virgen del Remedio. Sin duda, las crisis epidémicas se superan, pero
nos definen como pueblo.
Virgen del Remedio.Utiel. |
Para saber más:
BALLESTEROS VIANA, Miguel. Historia y anales de la muy
leal, muy noble y fidelísima villa de Utiel. Valencia, Imprenta de “El Correo
de Valencia”, 1899.
LATORRE ZACARÉS, Ignacio “Venta del Moro en la peste
de 1557”. El Lebrillo Cultural, 2008, n. 25, p. 7-17.
LATORRE ZACARÉS, Ignacio. “La peste en Requena durante
los siglos XVI y XVII. Sistemas fronterizos de profilaxis y vigilancia”.
Cuadernos de Geografía, 2018, n. 100, p. 149-171
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