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domingo, 28 de febrero de 2016

CRÓNICA DE LA VISITA A VILLENA EL SÁBADO 27 DE FEBRERO DE 2016

               ASOCIACION CULTURAL SERRATILLA

REMEDIOS MARTÍNEZ GARCÍA

Notas del viaje a Villena.




                               Todos los asistentes al viaje de Villena en uno de los lugares de la visita.



         Castillo de Villena.Fotogría de nuestra compañera Meli.


La salida estaba proyectada para el día 27 de febrero. Consultada la meteorología, los augurios no eran buenos: frío y nieve. Algunos planteamos posponer la visita, pero ante el contundente: ahora ya aunque caigan neveras de dos puertas tenéis que ir dicho por Pedro, que habla poco pero cuando lo hace es categórico, no hubo opción.

En efecto, el día amaneció lloviendo, con viento y fresquito, tal y como dijo la predicción. Tras recoger las tortas del almuerzo y a los pasajeros: Jesús, Meli, Ricardo, Santiago, Carlos Javier, Marta y la que suscribe, salimos a nuestro destino: Villena. El trayecto fue muy amaneo, para algunos más que para otros, con parada de avituallamiento en Almansa, localidad que nos recibió con ventolera y agua nieve.  Tras un somero café, continuamos la ruta, en dirección a nuestro destino, Villena, donde nos esperarían Luis y Concha y nuestro cicerone César Haba.

El viaje se hizo corto, y casi sin darnos cuenta, llegamos a Villena. Su imponente castillo emergía poderoso sobre la montaña rocosa, dominando todo el paisaje. Imponente. Tras varias vueltas a la rotonda, Santiago, que debía ir algo confuso por efectos de la conducción deportiva de la que hizo gala, encontró la dirección correcta y alcanzamos la explanada abierta a los pies del monumento. Allí nos esperaba César, utielano afincado en Almansa pero con grandes conocimientos sobre la población que nos acogía por haber desarrollado en ese municipio buena parte de su actividad laboral.

Nos indicó el camino a su casa para que tomásemos fuerzas antes de desarrollar nuestra jornada de visitas y captación de noticias, ideas y cualquier información que pudiésemos recabar para el desarrollo de uno de nuestro próximo y más inminente proyecto: la jornada del enjalbiegue.
Su casita ocupaba una pequeña parcela a los pies del Castillo, concretamente se emplazaba en Primera Manzana 13. El recinto, minúsculo, demostraba la extraordinaria rehabilitación realizada por César para el disfrute de los días de descanso que su trabajo le permite.

Llamaba la atención los alrededores de este enclave, jalonado de cuevas-vivenda excavadas en la roca, testigos deshabitados de un modo de vida que, hasta fechas recientes, se desarrollaron en la población. Las obras de acceso al Castillo, necesarias para facilitar su visita, habían cercenado en muchos casos estos primitivos hogares.

Ya en casa de César atendimos a tomar fuerzas para afrontar la jornada que se prometía densa en visitas y desapacible climatológicamente hablando. Buenos pertrechos nos había preparado: habas con embutido seco, ensalada, queso…todo ello complementado con las tortas de magras, empanada y empanadillas, en buen maridaje con los vinos ofrecidos por nuestro anfitrión. Durante el contundente refrigerio, César nos explicó como se había abordado la actividad de la Encalijá de la que ya se han hecho diversas ediciones en Villena. El objetivo principal es lavar la cara a una serie de viviendas que ocupan zonas más o menos deprimidas, donde las casas deshabitadas son mayoría y la afluencia escasa debido, principalmente, a la falta de actividad humana y comercial en estos barrios.

En Villena plantean la actividad con autoría, desarrollo y participación de la sociedad civil y  fuera de condicionamientos políticos. Es fundamentalmente una jornada lúdica, con implicación de propietarios, vecinos y público en general. Para su conocimiento, previamente se desarrollan actividades informativas en los colegios para implicar a los niños, y por ende a las familias. Se inicia la jornada con un almuerzo popular, acompañado de música festiva (tipo charanga), y después y previamente preparado el terreno donde se va a actuar, se comienza con el enjalbiegue. He pensado que este es un buen modelo a seguir, con ampliación y mejoras que seguro irán surgiendo en el periodo de maduración de la idea, como pueda ser emitir un bando los días precedentes y concentrar a la gente en la plaza del ayuntamiento para, ir todos en desfile y acompañados de la charanga, al lugar elegido para el enjalbiegue. En fin, seguro que surgen un montón de ideas.

Después de esta información, fuimos al Castillo, donde la guía nos hizo la explicación pertinente. El monumento tiene una buena restauración, claro que parte de una buena materia de base…Pero la ilusión y el trabajo es lo que hace posible este tipo de empresas que, a menor o mayor plazo, según la obra, se materializan en realidades.

Tras visitar el castillo, nos llevaron a la sede de una comparsa de Moros y Cristianos, fiesta que en Villena tiene mucha tradición y consigue gran afluencia de gente. La sede de los Tuareg, que nos mostró uno de sus principales componentes: Pedro Marco, pintor local de reconocido renombre, ocupaba una serie de cuevas-vivienda que la comparsa había habilitado para sus reuniones. También compartía un sector donde se había mantenido-recreado una de estas viviendas. Pagamos un euro a la salida…todo sea por el mantenimiento del edificio.

Realizada la visita, nuestro guía nos acompañó a la Bodega del Caracol, un espacio etnológico en el que se mantenían interesantes elementos asociados a la elaboración tradicional del vino, además de otros de dudoso gusto…hay que ver lo que se puede hacer con una tapadera de tonel, con dos momias de conejo y una escopeta!

Tras estas visitas pasamos a comer y algunos probamos el vino de los pitufos…sin comentarios, espero que no caigamos en esos excesos de pretendida novedosa elaboración.
Para rebajar la comida dimos un paseo por la población, despidiéndonos de Concha y Luís que salieron hacia Valencia. El pueblo me pareció un poco anárquico arquitectónicamente hablando, aunque me pude reconciliar con el arte en el interior de la iglesia de las columnas torsas, aunque Santiago se empeñase en hacerme ver la similitud con las de nuestra iglesia, que como ya dije, ni de largo le llegaba a los talones nuestro templo parroquial. Eso sí, había una buena y blanca restauración, a mi modo de ver algo pastelera. Pero eso es una apreciación meramente personal.
Pues creo que la visita estuvo más que competa, lo mejor la compañía y la información de nuestro anfitrión César Haba.
Habrá que repetir este tipo de experiencias.

                                                                                   


TAPA DE TONEL :Fotografia de Remedios Martínez García.









                              Fotos realizadas por nuestra compañera Meli.Muchas gracias.









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